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Masaje infantil: la piel como primer lenguaje

Volvemos a presenciar cómo médicos y pediatras destacan la importancia del tacto, las caricias y el masaje infantil para crear un vínculo seguro entre el bebé, el niño y sus padres.

Diferentes estudios de varios países demuestran que los niños cuyas madres tienen dificultad en acariciarlos y abrazarlos durante el primer año de vida, suelen tener retrasos en su desarrollo y crecimiento. Siendo en edad adulta, personas tímidas, retraídas, con problemas para relacionarse, llegando a veces a tener un comportamiento violento.

La historia del masaje infantil fue introducida en Occidente por Frederick Leboyer en los años 50. Y gracias a Vimala MacClure se empezó a conocer por casi todos los países de Occidente con la creación de la Asociación Internacional del masaje infantil.

Frederic Leboyer (obstetra). Lo descubrió en Calcuta (India) observando a una madre que le hacía masaje a su hija. Le cautivó tanto ese momento mágico, el amor que desprendía la madre hacia su hija, que le hizo sentir la riqueza que tenían en esta sociedad más allá de lo material. De ahí surgió el libro de masaje infantil que publicó posteriormente, titulado Shantala.

Una experiencia similar tuvo Vimala MacClure en un orfanato de la India a sus 18 años.  Allí aprendió de madres y abuelas este antiguo arte que surge de las manos y del corazón, y que deja un impacto tan claro en los cuerpos, mentes y espíritus de quien lo recibe (libro: masaje infantil, Vimala Schneider).

Vimala, en los años 70, crea la Asociación Internacional de Masaje Infantil, aprovechado su experiencia en la india, y con sus dos hijos describe un protocolo de masaje infantil mezclando varias técnicas: masaje hindú, sueco, reflexología y algunos estiramientos de yoga.

Para entender la importancia del masaje infantil, debemos de saber que el tacto es el primer sentido que se desarrolla dentro del útero, entre la 6ª y 9ª semana de gestación. Desde ese momento el feto recibe dentro del útero un «masaje» constante. 

Es el primero que desarrollamos al nacer, y también el principal medio de comunicación de los bebés. En ningún otro momento de la vida el masaje será mejor recibido que cuando el bebé prepara su cuerpo para empezar a andar y a moverse. Durante esa etapa, el niño necesita un contacto físico continuo que se logra idealmente con el masaje infantil.

El tacto nutritivo es la manera en la que nos fortalecemos y vamos floreciendo para poder ser realmente mejores personas e ir avanzando en esta vida que nos resulta a veces llenas de obstáculos y de éxitos al mismo tiempo.

El masaje infantil tiene múltiples de beneficios. Entre ellos podemos destacar algunos:

  • Estimula el sistema nervioso.
  • Mejora el sistema respiratorio.
  • Ayuda a aliviar las molestias ocasionadas por los gases, cólicos y estreñimiento.
  • Mejora la digestión.
  • Los bebés aprenden a relajarse y a conciliar el sueño.
  • Fortalece el vínculo del apego entre la madre o el padre y el hijo.
  • Hidrata y tonifica la piel.
  • Fortalece el sistema muscular y psicomotor del bebé.

Para los padres o las personas que realizan el masaje:

  • Es placentero.
  • Ayuda a reducir las posibilidades de depresión postparto.
  • Proporciona relajación.
  • Enseña a conocer las necesidades de su hijo.
  • Mejora el vínculo afectivo entre los padres y el bebé.
  • Incrementa la confianza.

 

 

«¿Alimentar al niño?

Sí,

Pero no solamente con leche.

Hay que tomarlo en brazos.

Hay que acariciarlo, acunarlo y masajearlo.

Hay que hablar a la piel del pequeño.

Hay que hablarle a su espalda

que tiene sed y hambre

igual que su vientre».

Frederick Leboyer.